viernes, 4 de septiembre de 2009

Un vagón sin color...


Todo blanco...sin una mancha, sin una marca, sin color. Pero con una gran ventana por donde entra mucha luz! El sol impacta con fuerza en el piso y las paredes del vagón, con tanta fuerza que encandila, pero se siente bien.
Me acomodé..puse mi valija en el piso, y me senté al lado. Respiro tranquilidad. Y mi sonrisa aparece casi sin preguntarme. Me siento bien!
EL tren arrancó despacito, puedo ir mirando por la ventana y conocer cada uno de los lugares por los que voy pasando.

Pero sé que va a ser un viaje muy largo, y conociéndome, tanto blanco me va a aburrir. Mejor pinto algo, algún dibujo...con 3 o 4 colores. Porque la verdad, es que tengo miedo que cuando se apague el sol, y se haga de noche me sienta sola en este vagón. Voy a necesitar algo que me acompañe cuando se ponga oscuro.
Mmmm, pero no creo que pueda pintar, me subí al tren sin mi caja de crayones. Los últimos que tuve, murieron. Varios intentos por tenerlos siempre con punta...o se fueron quebrando, o fueron víctimas de varias visitas al sacapuntas. Ese cruel sacapuntas que no los dejo respirar hasta que vio que no quedaba más por afilar!

En una esquina del vagón, bastante lejos de donde estoy sentada, veo una caja de madera oscura, rústica. Algo curioso: no tiene abertura, es una especie de cubo; y cada tanto tiene unos agujeritos por los que escapa un rayito de luz, lleno de lentejuelas que brillan. Juegan con el blanco del vagón, y el sol de mi ventana.

Quiero lo que está adentro! Logró secuestrar mi atención, y aunque no lo veo con claridad, sé que lo que está adentro es algo lindo. No es equilibrado, es intenso, y yo lo quiero. Es perfecto para quebrar la monotonía de este espacio blanco. Es algo con vida, algo que es puro, y me esta invitando a que me enamore sólo con lo que anticipa. Parecería que hasta tiene melodía...parecería.

No tiene abertura y la madera es impenetrable. Sacudo el cubo, esperando q misteriosamente ceda, regalándome lo que tanto quiero. Pero no pasa nada.

Apelo a mi fuerza, pero a medida que pongo más énfasis en querer descubrir lo escondido, la madera se va haciendo más sólida. Parecía tan manuable...y ahora tengo las manos lastimadas.

Bueno, voy a esperar. En algún momento esa misteriosa luz va a vencer ese muro. Mejor me dedicó a contemplar...en algún momento va a necesitar aire. Pero nada.

El sol se va despidiendo de a poco...intento una vez más. Trato de analizarlo como esos juegos de ingenio que parecen imposibles, pero resultan ser una pavada. Seguro esto tiene algo de eso. Nada...no hay truco.

Lo que vive adentro, ya no se sacude con tantas fuerzas...las lentejuelas se fueron cayendo al piso, de a una, de a dos. Me tengo que esforzar por ver lo que sea que esté adentro. Ya no me ayuda la luz del sol, y estoy cansada.

Ya es de noche...y mañana tengo un día largo. Dejo la caja en su esquina, como la encontré, con una mezcla de desilusión, frustración y resignación. Mi ego se está quejando. ¿Qué pretende que haga? ¿Partirla al medio?

Junté las lentejuelas del piso, y las llevé conmigo. Después de todo no me quedé con lo de adentro, pero me puedo llevar lo que me conquistó.

Apoyo la cabeza en el piso, y mis ojos se van cerrando. Lo último que vi es el baile entre mis lentejuelas y la luna reflejado en el techo de este vagón sin color. Puedo dormir tranquila, hoy a la noche será todo un show.

2 comentarios:

  1. Muy lindo!! me gusto mucho!!! a ponerle pilas y seguir escribiendo más seguido!!!!! ;)

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  2. Mi ego se esta quejando.. me gusto esa frase. Sabes qué?? decile a tu ego que cierre la boca! Hay cosas que son mejores dónde y cómo están.
    Muy lindo.. besote.

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